El ejercicio regular como parte de tu agenda laboral

Pili Cuadrado

Pili Cuadrado

4 tipos

Sabiendo los tantos beneficios que tiene el ejercicio si pensamos en productividad, me asombra por ejemplo, la cantidad de personas que tienen puestos y carreras promisorias, y no se ejercitan. Y las empresas que no tienen como requisito que el empleado sea físicamente activo.

Es por esto que me encantó leer un artículo publicado en el Harvard Business Review, el cual resonó totalmente con mis inquietudes. La primera importante observación que se hace en el artículo, es algo con lo que siempre he estado de acuerdo. Cuando pensamos en el valor o resultados del ejercicio,  generalmente buscamos beneficios físicos como, presión arterial o un corazón saludable, por ejemplo, cuando estudios científicos han demostrado que uno de los efectos inmediatos del ejercicio es el impacto que este tiene en nuestra manera de pensar.

Estudios han demostrado que nuestro potencial mental está directamente relacionado con nuestro régimen físico. Algo que es relevante en nuestro rendimiento en el trabajo. Dentro de los beneficios cognitivos que tenemos como resultado de ejercitarnos regularmente están:

Mejor concentración

Memoria más aguda

Más rápido aprendizaje

Más resistencia mental

Más creatividad

Menos estrés

Sin embargo, lo más importante es que el ejercicio mejora el estado de ánimo, el cual tiene una seria implicación en el desempeño laboral. De tu estado de ánimo, tu manera de relacionarte y demás, dependerá que tan exitoso seas. 

 

El ejercicio incrementa el desempeño

 

Hay una gran evidencia de que el ejercicio durante el horario regular de trabajo puede incrementar el desempeño. Como dicen los resultados de un estudio que examinó la influencia del ejercicio durante el día entre los empleados de oficina con acceso a un gimnasio.

Los investigadores eligieron 200 empleados de una variedad de compañías, examinando los cambios entre ellos, comparando su productividad en los días que estos se ejercitaron con los días que no lo hicieron. Y esto es lo que encontraron:

En los días que los empleados fueron al gimnasio, su experiencia en el trabajo fue diferente. Ellos reportaron un mejor y más eficiente manejo de su tiempo, siendo más productivos, y teniendo interacciones más gentiles con sus colegas. Y más importante, ellos se fueron a casa sintiéndose más satisfechos al final del día.

Si  esto es así, entonces qué es lo que nos impide a muchos ejercitarnos. Hay una legítima explicación para esto, la falta de tiempo. Sin embargo, la realidad es que cuando decimos que no tenemos tiempo para ejercitarnos, es porque no lo consideramos una prioridad en el tiempo que tenemos disponible para otras cosas.

 

Una razón convincente

 

Puedes considerar los beneficios cognitivos del ejercicio como una razón convincente para que este sea una de tus prioridades. El ejercicio nos permite o nos hace capaces de absorber más información, ser más eficientes y más productivos. La pena es que muchos todavía continuamos viéndolo como un lujo o una actividad que nos gustaría hacer “si tuviéramos más tiempo.”

Una excelente idea que destaca el autor del artículo, es que en vez de ver el ejercicio como algo que hacemos por nosotros y nos separa de nuestros compromisos laborales, lo veamos como parte del propio trabajo. De esta manera no nos sentiremos que estamos tomando tiempo del mismo para realizarlo.

Después de todo es una muy buena alternativa para ser más eficientes, productivos y llevarnos mejor con nuestros colegas, poniendo de esta manera más valor en lo que hacemos.

 

 

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