Durante mucho tiempo, la teoría era que enfriarse con un entrenamiento de baja intensidad ayudaría a las piernas a eliminar el acido láctico y evitar el dolor el próximo día, segú Ross Tucker, un fisiólogo Sudafricano y uno de los fundadores del sitio web The Science of Sport. “Esto es todavía una doctrina entre muchos entrenadores y atletas”.
Sin embargo, es un mito. “Nosotros sabemos que el acido láctico no es responsable del daño muscular y el dolor”, dijo el Dr. Tucker, y enfriarse no libera los músculos de eso de ninguna manera.
La evidencia científica disponible muestra, en realidad, un pequeño beneficio de enfriarse como mucho de nosotros lo hacemos, con un prolongado y suave alivio del esfuerzo físico.
En un representativo estudio del 2007, adultos saludables caminaron rápidamente hacia atrás por 30 minutos en una caminadora, con una inclinación que simulaba que iban cuesta abajo, una actividad conocida por inducir dolor en los músculos.
Algunos de ellos se calentaron primero con una suave caminata de un minuto hacia delante. Otros hicieron lo mismo después, como un enfriamiento. Otros no hicieron nada. Dos días después, los caminantes que se calentaron reportaron menos dolor en los músculos que los otros. Sin embargo, aquellos que se había enfriando todavía estaban tan adoloridos como los del grupo que no hizo nada.
Ciertamente, lo que no se debe hacer es terminar un entrenamiento abruptamente. Durante un prolongado, y extenuante ejercicio, la sangre de las arterias en tus piernas se expande, y ésta se puede derramar si cambias de un esfuerzo muy alto a ninguno, produciendo mareos o desmayos. Unos pocos minutos trotando, caminando, o haciendo otro esfuerzo, normalizará la sangre que está fluyendo, Dijo Dr. Tucker.
Mientras tanto, no hay evidencia de que un enfriamiento más largo sea dañino, señalo Dr. Tucker, así que si disfrutas enfriándote, continua. Tienes poco que perder, excepto tiempo.
Fuente: Sección Ask Well del New York Times, ¿Es el Enfriamiento Necesario?