17/1/2014 Mi Selección de la Semana en Fitness y Salud

Pili Cuadrado

Pili Cuadrado

Sé que tienes una agenda muy ocupada, pero quieres mantenerte al día con las últimas noticias e investigaciones sobre fitness y salud. Por eso, cada semana te informo sobre un artículo reciente que he leído. El artículo de esta semana es:

How Being Heavy or Lean Shapes Our View of Exercise [Cómo el estar en sobrepeso o ser delgado forma nuestra visión del ejercicio]

Un nuevo y sofisticado estudio neurológico  encuentra que los cerebros de las mujeres con sobrepeso responden de manera diferente a las imágenes de ejercicio que los cerebros de las mujeres más delgadas, lo que sugiere que nuestras actitudes hacia la actividad física pueden estar más influenciadas por el tamaño de nuestro cuerpo que lo que, previamente, hemos visto.

Aquí mi resumen:

Para el estudio que fue publicado el mes pasado en el International Journal of Obesity, los científicos afiliados al Laboratorio de Cognición y Personalidad en la Universidad del Suroeste en Chongqing, China, reclutaron a 13 mujeres saludables, jóvenes, y de peso normal y 13 mujeres con sobrepeso u obesas.

Los científicos pidieron a las voluntarias completar dos cuestionarios, uno de los cuales preguntaba, hasta qué punto ellas consideraban el ejercicio atractivo; estarían de acuerdo, por ejemplo, en que si se ejercitaban y estaban saludables ¿esto las ayudaría a conseguir más amigos? El otro grupo de preguntas examinó si esperaban que el ejercicio fuera desagradable, si fueran  a estar físicamente activas la mayoría de los días, por ejemplo, ¿tendrían la expectativa de terminar sus rutinas adoloridas o quizás avergonzadas por ejercitarse en público?

Luego se les hizo una resonancia magnética, y se analizó el flujo sanguíneo en aéreas específicas del cerebro, lo que indicó las zonas de mayor actividad, y luego se llevó a cabo una presentación de diapositivas.

Desde hace algún tiempo, los científicos saben que los cerebros de muchas de las personas con sobrepeso funcionan de manera diferente a los de las más delgadas, cuando ven imágenes relacionadas con la alimentación. En estudios neurológicos previos, cuando las voluntarias más pesadas vieron imágenes de alimentos o la preparación de estos, por lo general desarrollaron una mayor actividad en las partes del cerebro involucradas en el procesamiento de la recompensa, o una urgencia de que le gustaran las cosas, incluyendo un área llamada el putamen. Al mismo tiempo, sus cerebros mostraron una actividad de relativo embotamiento  en áreas que se cree inducen a la saciedad, o a la capacidad de saber cuando estás satisfecha. Estos cambios generalmente son opuestos en los cerebros de las personas más delgadas a las que se les muestran las mismas imágenes.

Pero ningún estudio del cerebro, había examinado si estar en sobrepeso podría también afectar las respuestas del cerebro de la gente y, presumiblemente, sus actitudes hacia la actividad física.

Así que, para hacer frente a esto, los investigadores mostraron una serie de fotografías a sus voluntarias. Noventa de las imágenes mostraban personas activas y alegres mientras corrían, bailaban, saltaban, etc. Se les sugirió a estas mujeres imaginarse vívidamente a ellas mismas haciendo estas actividades.

Otras noventa imágenes, mostraron comportamientos sedentarios, relajados, incluyendo estar acostadas en un sofá y sentadas en una silla de un escritorio. Otra vez se les pidió a las mujeres imaginarse a ellas mismas haciendo eso.

Mientras estas veían las imágenes, la máquina de resonancia magnética monitoreó la actividad de sus cerebros.

Los resultados revelaron que los cerebros de las mujeres en sobrepeso se apagaban con el ejercicio. Con las imágenes mostradas de gente estando activa, esas mujeres desarrollaban una pequeña activación en la región putamen del cerebro, sugiriendo que ellas no disfrutaron lo que estaban viendo. Al mismo tiempo, una parte del cerebro que trata con emociones negativas, tuvo una mayor actividad, cuando ellas vieron imágenes de movimiento que sentadas. Emocionalmente, según la tomografía, ellas se anticiparon en desaprobar la actividad física mucho más de lo que esperaban estando sentadas.

La actividad cerebral de las mujeres delgadas, fue lo opuesto en mucho mayor grado, en estas el área del putamen se activó cuando ellas vieron otras personas ejercitándose y se visualizaron haciendo lo mismo.

Este tipo de información podría parecer desalentadora a primera vista, destacando la posibilidad de que ser obeso o estar en sobrepeso es auto- reforzante, aunque es imposible saber con este estudio, si un desagrado del ejercicio contribuyó a, o resultó de una ganancia en el peso.

Sin embargo, un último e inesperado descubrimiento del estudio, provee una base para una esperanza. Las tomografías también mostraron que cuando las voluntarias en sobrepeso vieron imágenes de ejercicio, una parte de su cerebro relacionada con la memoria del movimiento se mantuvo obstinadamente en silencio. Sus cuerpos no estaban familiarizados con cómo ser activas, lo que podría haber contribuido, especuló el autor del estudio, a la respuesta emocional negativa a la actividad. Ellas no sabían cómo ejercitarse y se anticiparon a ni siquiera tratar de aprender.

Curiosamente, estas mujeres dijeron al contestar los cuestionarios al comienzo del estudio, que ellas esperaron ejercitarse para terminar avergonzadas (mientras también creían que si tan solo pudieran ejercitarse serian más populares).

Las conclusiones del hallazgo son obvias y casi conmovedoras.

“Hay que alentar a la gente a hacer actividades físicas y ejercicios que encuentren placenteros y que puedan disfrutar”, dijo Todd Jackson, un profesor de la ciencia del ejercicio que dirigió el estudio. Contrata un entrenador personal bondadoso, que no esté prejuiciado, para que te dirija a través de una rutina de ejercicio manejable.

Y si continúas encontrándote tirado en el sillón en vez de en el gimnasio, usa esa inclinación estratégicamente como un incentivo o un premio por ejercitarte, dijo el Dr. Jackson. Y sugiere, nada por 45 minutos y después permítete entrar al internet, por ejemplo. No pelees con la actitud poco entusiasta de tu cerebro hacia el ejercicio, dijo. Abrázala.

 

 

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