29/11/2013 Mi Selección de la Semana en Fitness y Salud

Pili Cuadrado

Pili Cuadrado

Sé que tienes una agenda muy ocupada, pero quieres mantenerte al día con las últimas noticias e investigaciones sobre fitness y salud. Por eso, cada semana te informo sobre un artículo reciente que he leído. El artículo de esta semana es:

Mother’s Exercise May Boost Baby’s Brain [El ejercicio durante el Embarazo podría Impulsar el Desarrollo Cerebral del Bebé]

Aquí mi resumen:

Si una mujer está físicamente activa durante su embarazo, puede impulsar el desarrollo del cerebro del feto, de acuerdo a un nuevo estudio en mujeres embarazadas y sus bebés. Los resultados refuerzan el creciente consenso científico de que los beneficios del ejercicio, pueden comenzar a acumularse incluso antes de que alguien nazca.

Desde hace un tiempo se sospecha que la actividad física o la falta de ella en una mujer embarazada afectan la salud del feto, lo que no es sorprendente, dado a que sus fisiologías se entrelazan. Estudios anteriores han demostrado, por ejemplo, que el ritmo cardíaco de un bebé, normalmente se eleva al mismo tiempo con el ejercicio de la madre, como si el niño también estuviera ejercitándose. Como resultado, los científicos creen que los bebés nacidos de madres activas tienden a tener un sistema cardiovascular más robusto desde una edad temprana, que los bebés nacidos de madres que son más sedentarias.

Si el ejercicio gestacional similarmente moldea el cerebro en desarrollo de un niño no nacido, ha sido más difícil de cuantificar, aunque estudios recientes han sido sugerentes. Un experimento presentado este mes en la Sociedad para la reunión anual de Neurociencias en San Diego, por ejemplo, informó que ratas preñadas a las que se les dejó correr a través de toda su gestación, tuvieron crías que se desenvolvieron con más destreza en la primera infancia, en una prueba difícil de memoria—teniendo que identificar objetos no familiares en un ambiente familiar—que las crías nacidas de madres sedentarias. Estas ratas inteligentes mantuvieron su ventaja cognitiva en la edad adulta (en el caso de las ratas, hasta semanas más tarde).

Pero éste y otros experimentos similares han envuelto animales, en vez de personas.

Para minimizar esta preocupación, los investigadores en la Universidad de Montreal, en Canadá recientemente reclutaron a un grupo de mujeres locales que estaban en su primer trimestre de embarazo. En ese punto, las mujeres tenían casi el mismo estilo de vida. Todas eran saludables y jóvenes. Ninguna era atleta. Pocas se habían ejercitado regularmente en el pasado, y ninguna se había ejercitado más de un día o dos a la semana en el último año.

Luego, las mujeres fueron escogidas al azar o para empezar un programa de ejercicio, comenzando en su segundo trimestre, o para que permanecieran sedentarias. Las mujeres en el grupo que se ejercitó lo hicieron por lo menos 20 minutos, 3 veces a la semana, con moderada intensidad, equivalente a más o menos seis en una escala de esfuerzo de 1 a 10. La mayoría de estas caminó o trotó.

Cada mujer embarazada, visitaría el laboratorio de ejercicio de la universidad cada mes, para que los investigadores pudieran monitorear su acondicionamiento físico. Todas las voluntarias, incluyendo aquellas en el grupo que no se ejercitaban, también mantendrían el chequeo diario.

Después de 6 meses, siguiendo los dictámenes de la naturaleza, las mujeres dieron a luz. Todas tuvieron niños o niñas saludables, por lo que los científicos requirieron que fueran traídos inmediatamente para examinarlos.

Dentro de los primeros doce días del nacimiento, cada uno de los recién nacidos acompañaron a sus madres al laboratorio. Allí, se les puso un gorro que contenía electrodos que monitorearon la actividad eléctrica en el cerebro, y los dejaron dormidos en el regazo de sus madres. Luego los investigadores iniciaron una onda de sonido con variedades de tonos suaves y bajos que se repetían con frecuencia, intercalados ocasionalmente con ruidos poco familiares y más discordantes, mientras la actividad cerebral del bebé fue grabada.

“Sabemos que el cerebro del bebé responde  a esas clases de sonidos con un pico”, en ciertos tipos de actividades cerebrales, dijo Wlise Labonte-LeMoyne, quien dirigió el estudio y también presento sus resultados en la reunión anual. Este pico es mayormente pronunciado en cerebros inmaduros, añadió, y disminuye a medida que el cerebro de un recién nacido se desarrolla y comienza a procesar la información de manera más eficiente. Por lo general, desaparece por completo en el momento que el bebé tiene 4 meses, dijo ésta.

En este caso, la actividad de las ondas cerebrales relevantes se disparó en respuesta a los sonidos entre los niños nacidos de madres que habían permanecido sedentarias durante el embarazo. Pero fue notablemente mitigado en los bebés cuyas madres se habían ejercitado. En esencia, sus cerebros eran más maduros, dijo Labonte-LeMoyne.

Cómo el ejercicio gestacional puede remodelar el cerebro de un niño no nacido no está claro, admitió Labonte-LeMoyne, ya que, a diferencia de los sistemas circulatorios, el cerebro de la madre no está cableado directamente al de su hijo. Pero sospechamos que cuando la madre se ejercita, ella genera una variedad de químicos, incluyendo muchos relacionados con la salud del cerebro, que pueden moverse hacia su sangre y eventualmente mezclarse con la del bebé.

Pero esa posibilidad es solo teórica por ahora. Tampoco está claro, si el desarrollo cerebral precoz visto en recién nacidos con madres activas permanecería hasta más tarde en sus vidas. La Sra. Labonte-LeMoyne y sus colegas planean repetir la prueba a los niños en varios exámenes cognitivos cuando estos tengan un año de edad.

Pero por ahora, la lección esta clara. “Si una mujer puede estar físicamente activa durante su embarazo, puede dar a su hijo por nacer una ventaja, en términos de desarrollo del cerebro”, dijo Labonte-LeMoyne. Y el compromiso que se requiere es pequeño. Nos sorprendimos, dijo, por el efecto que vimos en apenas una hora de ejercicio por semana.

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