Era uno de esos jueves en mi clase de las 8. Un grupo de chicas en la mediana y tercera edad muy conversadoras, positivas y dispuestas a dejar la piel en la clase.
Una de ellas comentó que a pesar de hacer tanto ejercicio, no conseguía tener la tonicidad ideal en sus músculos, y lo achacaba a la forma de su cuerpo. Recuerdo que utilizó la palabra fluffy.
A partir de ahí surgió toda una conversación que se resumió a la tonicidad en los brazos, gran problema para muchas. Sin embargo, concluimos que lo mejor era pensar o enfocarse en cómo estaríamos ahora sino no hiciéramos ejercicio.
Aunque el tema pareció terminar felizmente, me quedé pensando y decidí escribir estos 5 principios para crear confidencia en tu trabajo de fitness, de manera que puedas o puedan sentirse mejor cada vez que van al gym.
Enfócate en el proceso
Olvidarte del resultado final, ya que después de todo este será un hábito permanente.
Ir construyendo ese acondicionamiento físico poco a poco, día tras día, año tras año. Te garantizo que un día reconocerás cuanto han cambiado tus brazos. Vive el proceso con alegría y se consistente. Está prohibido desanimarse.
No te preocupes en ser la mejor, preocúpate en ser la mejor en ¨mejorar¨
Ya lo dijimos en el punto anterior. No te apegues al resultado de tus objetivos.
No te definas por un solo momento o una sola clase. Debes tomar en cuenta que serás el resultado de un largo camino, en el que habrás dado lo mejor de ti y habrás crecido.
No serán los brazos tonificados los que totalizarán tu éxito, es como te sientas y cómo hagas todo el proceso parte de ti y de lo que aspirabas ser.
Sé paciente
El trabajo de acondicionamiento físico requiere de tiempo, consistencia y esfuerzo. Además de un compromiso inquebrantable. Con lo cual a largo plazo puede convertirse en algo que te desencante o te aburra. Sin embargo, sé paciente contigo misma y sé paciente con tu proceso.
Pequeños pasos de manera consistente durante un largo período de tiempo conducen al más grande de los éxitos.
Mantente en tu propia línea, es tu proceso o tu camino
No te compares con nadie. Pues cada quien será diferente en muchos sentidos. Compararte con quien eras antes de empezar a ejercitarte. Piensa en cómo te sentías–y en cómo te veías–cuando eras sedentaria.
Y algo igual de importante sería descubrir que cambios a nivel interior hemos tenido desde que empezamos a ejercitarnos. ¿Recuerdas lo de los hábitos clave? Pues algo debe haber cambiado para bien.
Mantente aquí, ahora
Cuando estamos totalmente presentes para lo que sea que estemos haciendo, en este caso ejercitándonos, ganamos una nueva perspectiva.
Sin embargo, la mayoría de las veces, estamos en piloto automático, sin elegir deliberadamente dónde o de qué manera dirigir nuestra atención. ¡La atención en eso que estamos haciendo!
Quién sabe si por eso nuestros brazos no se tonifican, por que hacemos las repeticiones pensando en los que nos espera después de la clase o en lo que no funcionó ayer. Necesitas priorizar ese momento y hacerlo sagrado. Este día. Esta repetición, esta secuencia, este momento y esta respiración.
En mi caso cada vez que me ejercito pienso que a largo plazo, mejoraré. Y de hecho me ha pasado cuando miro atrás hace 7 años.
Cuéntame si te pasa lo mismo. Y si no, pon en práctica esta perspectiva y los 5 principios que te he compartido mas arriba.