Una queja generalizada por las audiencias de mi dos últimas conferencias fue la falta de sueño producto del estrés crónico en sus vidas.
Lo cierto es que muchos no se imaginan lo dañino que es vivir bajo un estrés constante, pues esto da lugar a un aumento de los niveles de cortisol en nuestra sangre. Y esto tiene no sólo un impacto en la calidad del sueño sino en lo más profundo de nuestro organismo.
Un impacto a nivel celular que nos hace más propensos al envejecimiento prematuro, pues se acortan nuestros telómeros–y a contraer enfermedades como el cáncer y el Alzheimer.
Sin embargo, esto se puede combatir con algunas prácticas y cambios en nuestros estilos de vida que, aunque a muchos no les convencen, está demostrado científicamente que sí funcionan.
Aquí hay 7 de ellas:
Hacer ejercicio
La actividad física nos ayuda a combatir el exceso de demasiado cortisol en nuestro cuerpo producto del estrés crónico ya que liberamos neurotransmisores que nos dejan más calmados, inspirados y felices.
Una práctica fácil en estos tiempos donde menos es más y con tan solo 20 o 25 minutos de ejercicio 4 o 5 veces a la semana te beneficias.
Practicar la meditación
Meditar es invertir en serenidad. Es la práctica de entrenar nuestra mente a estar presente, enfocándonos, por ejemplo, en nuestra respiración por unos minutos todos los días.
El resultado de este maravilloso hábito será una mente clara y en calma. Y con una mente en calma podemos hacerle frente a cualquier situación.
Llevar un diario de gratitud
Está científicamente probado que la gratitud provoca una serie de sentimientos que nos impactan grandemente y de manera positiva a nivel físico y emocional. Una actitud de gratitud aumenta el bienestar e incluso mejora la calidad de nuestro sueño.
Practicar la gratitud diaria antes de ir a la cama recordando, cualquier cosa buena que te haya pasado en el día te ayuda a reconocer las partes buenas de la vida y apreciarlas aún más.
Sacar tiempo para descansar y recuperarse
No se puede pelear con la fatiga. Cuando estamos fatigados o cansados suben igualmente los niveles de cortisol en nuestro cuerpo, perdemos fuerza de voluntad–control–y no podemos pensar.
Incluso necesitamos descansar para generar esas ideas creativas que podemos desarrollar en nuestra próxima tarea de alto consumo de energía y enfoque.
Sacar tiempo para estar en contacto con la naturaleza
Está científicamente probado que estar en contacto con la naturaleza hace que, también liberemos neurotransmisores como la serotonina y la dopamina. Con lo cual esto ayuda a combatir la depresión y ansiedad, sobretodo si esto es combinado con el ejercicio físico.
También mejora la memoria, baja la presión arterial y tiene además un impacto positivo en nuestro sistema inmune.
Proteger tu energía
No sé si a ti te pasa pero, una de las cosas que más me estresa son las actividades, sitios y personas que me roban toda mi energía. Por eso he aprendido a protegerla.
Descarto los sitios y actividades que me estresen y a las personas también, incluyendo familiares, amigos y clientes. Mi energía es mi prioridad. Sin energía estamos más estresados y no podemos tener un rendimiento máximo.
Evaluar tu tribu
De igual manera elegir bien tu tribu es vital para evitar el estrés crónico que produce el hecho de compartir espacio con personas negativas, chismosas y arrogantes. Personas que no reconocen tu grandeza y no apoyan tus objetivos.
Si estás rodeado de vampiros emocionales recuerda que estos acaban con tu vitalidad con su negatividad. Muchos no se imaginan cómo impacta eso nuestra salud y cómo afecta nuestro bienestar.
Necesitas una tribu de personas que te hagan tener fé en la humanidad y fé en ti mismo. Una tribu que encienda tu espíritu.
Dedícate a instalar estos hábitos o prácticas en tu vida y no sólo lograrás combatir el estrés sino que también podrás desempeñarte de una manera óptima en todas las categorías de tu vida.