Cómo el ejercicio me salvó la vida

Pili Cuadrado

Pili Cuadrado

Hacer ejercicio consistentemente fue lo que me ayudó a estar en control cuando sentía, hace unos años que, el mundo se me venía encima. Así fue que descubrí que ejercitarme me ayudaba a sentirme positiva, me ayudaba a confiar. También a seguir buscando alternativas para dar ese gran salto y salir de donde me encontraba.

Hace unos meses mientras asistía a una conferencia de varios días, alguien compartía la idea de que el sentimiento de tener el control de nuestra vida realzaba nuestro bienestar. Esta persona preguntó qué en qué ocasiones podríamos–los que estábamos allí–decir que nos sentíamos en control.

Mi respuesta fue inmediata: ¡Cuando me ejercito! Está científicamente probado que el ejercicio nos hace sentir en control. El ejercicio nos da una sensación de control. Una sensación de seguridad de que podemos hacer algo.

Por eso cuando a una de mis amigas flamencas se le ocurrió la brillante idea de que me convirtiera en Entrenadora Personal tome acción de inmediato. Con esto tendría la oportunidad de ayudar a otros a restaurar sus vidas a través de la actividad física auténtica. Y ayudarlos a recuperar el control de sus vidas.

El ejercicio me salvó la vida en aquellos años de gran tormento, que de otra manera me sirvieron para crecer. Y hoy es mi mejor herramienta para sentirme poderosa y feliz. 

Esos neurotransmisores que están ahí, en nuestro cerebro, son liberados cuando nos movemos y estos tienen un gran impacto en nuestro estado de ánimo, energía y salud en general.

Cada vez que te sientas sin ánimo o te sientas drenado, busca de esos neurotransmisores. Ellos responden al movimiento de manera instantánea y afectan de esa misma manera tu energía y tu forma de mirar al mundo.

 

…Y cómo convirtió a mi amiga Shelley en una estrella

 

Hace unos meses mi amiga Shelley me contactó pidiéndome que la ayudara. Mi trabajo sería simplemente servirle de amiga responsable, en la distancia. Me mandaría todos los días una prueba de que había cumplido con su entrenamiento.

La idea de que Shelley me dejaría saber todos los días que había completado su entrenamiento, me emocionaba. Yo la ayudaría a ella y ella me ayudaría a seguir con mis pilas puestas. 

Les cuento que Shelley tan solo necesitó de dos meses para volver a tomar su curso y ejercitarse todos los días. Ya ella no me manda mensajes. Lo que hace ahora es que graba cada entrenamiento que hace a diario y publica un video en su plataforma de Facebook. 

A ella, el ejercicio también le ha cambiado la vida. La ha convertido en la estrella de Facebook que inspira a otros a ejercitarse y a experimentar lo que se siente después de haber completado un entrenamiento.

El ejercicio nos hace sentir poderosos y en control.  Y como me dijo Shelley: ¨Los cambios en tu vida son increíbles cuando te ejercitas consistentemente. Estoy de vuelta y es precioso. Amo mi nuevo cuerpo, mi vida, mi energía y mi enfoque¨.

El ejercicio, la mayoría de las veces, nos puede salvar la vida. Y es que además de que amplifica nuestra capacidad de sentirnos en control, si lo vemos desde otra perspectiva–desde esa que me salvó la vida a mí y convirtió a Shelley en estrella–nos hace más auténticos, más fuertes y, más felices.

 

 

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