Hace unos días leí algo en Instagram que decía que no nos sintiéramos mal si en este año 2020, no habíamos logrado nada. Dos ideas surgieron en mi cabeza, una que mi intención no es que te sientas mal con este post y la otra que, pienso que muchos de nosotros si que hemos logrado algo (mucho) en el transcurso de este 2020.
En mi caso particular confieso que he vivido las dos caras de la moneda. Lo que quiero decir es, que logré muchas cosas y que también me sentí estancada y decidí simplemente ser y no hacer nada. Esto último me permitió ver lo lejos que he llegado y disfrutar de esa vista como nunca antes lo hice.
Dicho esto, aquí te dejo un destello de mi 2020 y cómo el Covid 19 me cambió en muchas maneras. Esto podría ser perfectamente también una lista de gratitud de un 2020 que nunca imaginamos.
En el 2020 aprendí a practicar resurrección
Un término que aprendí este año durante mi certificación como Coach de Máximo Desempeño–Practice Resurrection–y que una vez lo entendí fue y ha sido de mucha utilidad. Sobre todo en este año tan turbulento.
Los monjes budistas, por ejemplo, pasan su vida entera tratando de prepararse para el momento donde puedan morir conscientemente y salirse de la rueda del Karma (causa y efecto). Sin embargo, esto tomaría demasiada energía para un solo momento de arrepentimiento.
Practicar resurrección es la idea de morir en cada momento. Pues todas nuestras prácticas y comportamientos son después de todo muertes de algún tipo. Con lo cual podemos morir a cada momento o cada día a nuestras preferencias, a nuestra historia, a los placeres, al dolor, a las ataduras, a nuestro ego, miedos y deseos. Observando que permanece y que espacio queda para lo nuevo.
En el 2020 perdí amigos entrañables
El Covid 19 se llevó para siempre amigos entrañables. Personas importantes en mi vida, en las que siempre encontré una orientación y un apoyo invaluable. Su recuerdo, sus palabras, sus miradas son parte integral de mis pensamientos.
De esto aprendí lo importante que es construir momentos perfectos con nuestra gente. Ese gente que te apoya hasta el infinito y que te retroalimenta para que puedas ser mejor en lo que haces. Esa gente que te conoce mejor que tú mismo, que te cuida y que quiere lo mejor para ti.
En el 2020 encontré una nueva manera de trabajar
Tuve la oportunidad de reinventarme en cierta forma pues empecé a trabajar con mis clientas de manera virtual. Esto fue algo maravilloso que les permitió a ellas tener más resultados, pues las cancelaciones se redujeron a cero y el compromiso de ambas partes se mantuvo y ha mantenido hasta estos últimos días del año.
Aquí ganamos todas. Encontramos juntas una forma de seguir trabajando en la salud y el bienestar que tanto necesitamos siempre y en momentos de retos. ¡Bien hecho chicas!
En el 2020 tomé mi primera lección de surfing
Algo que quería hacer desde hacía años y lo logré este verano. Una actividad física que involucra todo tu cuerpo y en la que necesitas estar completamente enfocado, consiguiendo estar en la zona (flow). Y es que el surf es una experiencia somática positiva.
El término ¨curarse¨ tan utilizado por los surfistas, tiene muchísimo sentido. Y, además, permanece por muchos días y siempre puedes volver a hacerlo.
En el 2020 me certifiqué de Peak Performance Coach
Lo más difícil que he hecho en mi vida y en medio de una pandemia. Ni en mis años de Maestría pasé tanto trabajo. Sin embargo, el compromiso conmigo misma y con mi equipo me suministró las fuerzas que necesité para quedarme hasta el último día.
Un gran logro del que he aportado ya a mi familia y a mi comunidad. Y del que espero aportar a mi país, mundo.
En el 2020 celebré 14 cenas (Jeffersonian Dinners) con dos de mis hijos
Un proyecto que fue parte de mi certificación como Peak Performance Coach. Y que se suponía que debía hacerlo con mi comunidad. Sin embargo, debido a la cuarentena lo hice con dos de mis hijos que, estuvieron conmigo en ese momento.
Celebramos catorce cenas durante catorce viernes. Y algunos de los temas que escogimos fueron: Mortalidad, Drogas y Substancias, Medio Ambiente, Relaciones, Trauma, Trauma y Resiliencia, Felicidad.
Por si no lo sabías, las cenas ¨Jeffersonianas¨fueron inventadas por Thomas Jefferson en los años 1800. Y su idea fue convertir las cenas en algo más significativo que comer, beber y tener conversaciones triviales. Con lo cual el gran objetivo era crear comunidad construyendo relaciones auténticas y crear consciencia sobre ciertas causas.
Los requisitos para celebrar una cena de este tipo son: invitar a no más de 14 personas y elegir un tema de conversación del que todos puedan participar. Un requisito actual es que el teléfono móvil no está permitido.
Esta actividad marcó un antes y un después en la relación con mis hijos. De ellos aprendí muchísimo y nos convertimos en un verdadero equipo.
En el 2020 sentí momentos de inmensa tristeza y desesperación
Algo natural ante tantos cambios y tragedias. Algo que sé que a muchos también le pasó.
Y algo que aprendí es que para sanar, para salir de esos momentos, hay que sentir totalmente esos sentimientos. Que si los reprimo, se quedan para siempre guardados en mi última fibra muscular. Y esto se manifiesta con los años de muchas maneras. A nivel físico, por ejemplo, con dolores en nuestras articulaciones que son muchas veces inexplicables.
En el 2020 nunca dejé de meditar y de ejercitarme
Y comprobé una y otra vez que mis hábitos y rituales le dan sentido a mis días. Que estos son parte integral de mi vida y los que eventualmente determinarán mi futuro.
En este sentido, vale la pena que nuestras rutinas (hábitos) diarias sean tan positivas que nos muevan cada día un poco más a ese resultado que tanto queremos.

En el 2020 me leí 20 libros
Esto me permitió integrar ideas en mi vida personal y en mi carrera como Coach de Fitness y Optimo Desempeño.
Leer es una bendición y es un hábito imprescindible para desempeñarte de manera óptima y un hábito que se puede disfrutar.
En el 2020 celebré otro cumpleaños
Una nueva vuelta al Sol con salud y ganas de seguir adelante.
A las puertas de un nuevo año y, ahora sí, de una nueva década, hago un recuento de todo esto y me doy cuenta de que logré muchas–pequeñas–cosas. De que además estoy más aterrizada, aprendí a practicar la gratitud diaria y mis prioridades han cambiado mucho.
Lo que quiero que te lleves de este post y que puedas poner en práctica en el 2021
No te apegues a nada
Abre tu corazón
Atenta a tus pensamientos
Disfruta cada momento
Aprecia a tus amigos
Dedícate a tu familia
Pon valor en tus clientes
No reprimas tus sentimientos
Agradece
Aprende todo lo que puedas
Ejercítate, duerme y aliméntate bien
Prueba algo nuevo
Empieza el hábito de la lectura
Mis mejores deseos de que tengas un 2021 lleno de oportunidades y gran crecimiento.