Hace unos día hice una publicación en mis redes–hablando de ser vulnerable–decía exactamente lo siguiente:
Cuando bajas la guardia y te muestras tal cual eres, los demás se relajan y se animan a hacer lo mismo. La vulnerabilidad construye confianza.
Algo que para mí tiene muchísimo sentido y que, de hecho, no lo hubiera publicado si no hubiera resonado conmigo. Sin embargo, alguién replicó a este post y lo que entendí fue que esa persona me hizo una corrección.
Asegurando que ser vulnerable era la característica de un gran líder y que relacionarse con los demás era la clave para construir confianza. Amén.
La verdad es que sigo completamente clara en que es el hecho de ser vulnerables lo que da lugar a la confianza. Hay que parar de mostrarse invencible todo el tiempo. Mostrarse vulnerable con las alegrías, las tristezas y las decepciones de la vida hace que otros también se relajen y hagan lo mismo. De ahí viene la confianza. Esa confianza que generamos cuando somos nosotros mismos.
Sacando el coraje y dejando a un lado al ego
He vivido las experiencias más enriquecedoras de mi vida en los últimos meses. Cuando he tenido el coraje de dejar a un lado mi ego y he soltado ese empeño de ser invencible. Mostrarme tal como soy me ha permitido construir verdaderas relaciones de confianza y admiración. Empezando con mis hijos y mis clientes.
Así que y, según investigaciones recientes, está demostrado que cuanto más puedas ser tú mismo en todo lo que haces y llevar eso, lo bueno, lo malo, lo triste y lo feo a cualquier cosa que hagas, mejor te sentirás y mejor serás.
Esto no solo eliminará la desarmonía interna que, tanto nos drena emocionalmente. También forjará conexiones más genuinas con los demás. Y esto se debe a que en el fondo, a la mayoría no nos gusta tener que fingir que somos invencibles.
Por eso sigo creyendo que cuando bajamos la guarda y somos reales, los demás se sienten aliviados y tienen la confianza para hacer lo mismo.
