Sé que tienes una agenda muy ocupada, pero quieres mantenerte al día con las últimas noticias e investigaciones sobre fitness y salud. Por eso, cada semana te informo sobre un artículo reciente que he leído. El artículo de esta semana es:
Nuestros Jóvenes y la Inactividad
Interesante artículo publicado esto semana en la sección Well del New York Times, donde se habla del problema que están enfrentado los estadounidenses–y a mi entender, el resto del mundo–ante la poco actividad física a que los jóvenes están expuestos, no importa la situación económica que tengan los padres. En este sentido un nuevo estudio ha levantado inquietantes preguntas acerca del futuro de la salud y la longevidad de los niños actuales y sugiere que los padres y otras figuras de autoridad, encuentren una mejor vía para hacer que los jóvenes se muevan.
Estudios en décadas pasadas ya mostraron una evidencia de que los niños estadounidenses eran cada vez más sedentarios. Menos de un tercio de los jóvenes entre las edades de 12 a 18 años alcanzan los niveles recomendados, para su edad, de actividad física, lo que significaría una hora de ejercicio diario.
Sin embargo, estudios epidemiológicos han dicho, que la actividad física entre los jóvenes aumenta antes de los 10, y quizás tan temprano como a los dos años y empieza a declinar después de eso. Algunos reportes han dicho, que los niños generalmente pasan entre 8 a 10 horas diarias en frente de la televisión o la computadora, y esto aumenta en verano, cuando están de vacaciones y las tareas no interfieren.
Pero esas estadísticas y estudios epidemiológicos pasados, aunque preocupantes, no proveen una evidencia física directa acerca de que tan en forma aeróbicamente, los jóvenes pudieran estar o no. Así, para un nuevo estudio, que fue publicado en mayo como una breve estadística, los investigadores se volcaron en examinar los hábitos de salud de los norteamericanos.
Se escogieron 450 voluntarios entre niños y niñas en edades de 12 a 15 años, representando una variedad de grupos étnicos y circunstancias socioeconómicas.
Los investigadores los pusieron a trotar en una caminadora para determinar su condición cardio-respiratoria. Pruebas similares fueron completadas con grupos más pequeños de jóvenes en años pasados.
Después, los investigadores compararon el nivel de fitness de sus voluntarios con el que debería ser, basado en el punto de referencia de una edad especifica, desarrollado recientemente por otras instituciones que los investigadores llamaron “la zona saludable de acondicionamiento físico”.
Muy pocos jóvenes calificaron estar en esa zona. En todos los aspectos, solo el 42 por ciento estaba tan en forma como debieron estarlo, de acuerdo a su edad, y ese porcentaje cayó precipitadamente entre las niñas. Menos del 34 por ciento de las participantes femeninas tuvieron niveles de acondicionamiento físico que las situara entre la zona saludable de fitness, mostraron las pruebas, comparados con acerca de un 50 por ciento de los niños.
El ingreso desde el punto de vista étnico y familiar no jugó un rol discernible en el nivel de fitness de los voluntarios, de acuerdo a la información. Esos de familia acaudalada estaban tan fuera de forma como los de familias por debajo de la línea de pobreza.
Los hallazgos fueron más sombríos cuando los investigadores compararon el acondicionamiento físico del grupo en el 2012 con esos voluntarios de edades similares del 1999 al 2004. El promedio de acondicionamiento físico de los niños y niñas había declinado alrededor de un 10 por ciento desde el 2004. Nótese que es en estas edades donde la actividad física debería darse naturalmente.
Hay fuertes indicios de que la capacidad cardio-respiratoria es uno de los mejores indicadores de la salud durante toda la vida y de una mayor longevidad, dijo la Dra. Janet Fulton. “Así que los niños que están menos en forma cuando jóvenes, tienden a ser menos saludables cuando son adultos”.
Esto no es nuevo, pero vale la pena repetirlo, dijo Gordon Blackburn, director de Rehabilitación Cardiaca en la Clínica de Cleveland, quien no participó en el estudio, pero dijo que es testigo de sus implicaciones todos los días. “Hace treinta años, no hubiéramos esperado ver niños de 12 años de edad con síntomas de enfermedad cardiaca, dijo. Ahora hemos tenido que iniciar una consulta de cardiología pediátrica preventiva.
La solución para que los niveles de acondicionamiento físico y la salud del corazón no sigan cayendo en los jóvenes, es teóricamente simple: conseguir que los niños se muevan.
Sin embargo, en la práctica esta recomendación requiere probablemente de la participación activa de los padres u otras figuras de autoridad, ya que la inactividad es un problema de familia, dijo el Dr. Blackburn. Si los padres no son activos, los niños no lo serán.