En los últimos años he aprendido que hay cosas–hábitos o prácticas–por las que hemos apostado. Y que aunque no se tenga el deseo en el momento, hay que hacerlas. Y es que hay una poderosa razón para mantener la práctica.
Hace unas semanas me encontré en el medio de un ejercicio en mi curso de Flow Performance. Tenía que realizarlo durante 15 minutos cada día por una semana. Aunque quisiera o no. El punto era hacer de este ejercicio una práctica incluso olvidándose de los resultados.
Ese día pensé que eso pasa con nuestra práctica de actividad física. O esa que hayamos elegido, como nuestra práctica. Ya sea Power Yoga, Taekwondo, una clase de bandas o una rutina de HIIT. Eso que hemos elegido para estar en forma, sentirnos mejor y más centrados tenemos que hacerlo y dedicarle tiempo aunque queramos o no.
Si me lees entre líneas, que seguro que sí, sé que te sientes identificado con lo que digo. A menos que sea por una causa mayor, hay que aparecer y hacer nuestra práctica.
Por qué hay que mantener la práctica
Te aliento a que abraces el hecho de que tu práctica se convertirá eventualmente en tu asidero. En lo que le dará junto con otros hábitos balance a tus días y te mantendrá dinámicamente centrado en un mundo que cambia continuamente.