30/5/2014 Mi Selección de la Semana en Fitness y Salud

Pili Cuadrado

Pili Cuadrado

mildred johnsonMildred Johnson, la señora de Gainsville, que participo en el estudio que mostró los beneficios de caminar en las personas mayores.

Sé que tienes una agenda muy ocupada, pero quieres mantenerte al día con las últimas noticias e investigaciones sobre fitness y salud. Por eso, cada semana te informo sobre un artículo reciente que he leído. El artículo de esta semana es:

To Age Well, Walk [Para Envejecer Bien, Camina]

De acuerdo a uno de los mayores y más largos estudios en su clase, el ejercicio regular reduce significativamente el chance de que una persona mayor y frágil, llegue a estar físicamente discapacitada.

Aquí mi resumen:

Los resultados, publicados recientemente en el journal JAMA, refuerzan la necesidad de la actividad física frecuente para nuestros padres envejecientes, abuelos y, claro, para nosotros mismos.

Mientras que todo el mundo sabe que el ejercicio es una buena idea, cualquiera que sea tu edad, la evidencia científica concreta acerca de sus beneficios en los mayores y más débiles, ha sido sorprendentemente limitada.

“Por primera vez, hemos mostrado directamente que el ejercicio puede disminuir o prevenir efectivamente el desarrollo de la discapacidad física en una población de personas mayores extremadamente vulnerables”, dijo el Dr. Marco Pahor, director del “Institute on Aging”, en la Universidad de Florida en Gainesville, y quien fue el autor del estudio.

Innumerables estudios epidemiológicos, han encontrado una fuerte correlación entre la actividad física en la edad avanzada y una vida más larga y saludable. Pero tales estudios no pueden probar que el ejercicio mejora la salud de las personas mayores.

Otros experimentos aleatorios de menor escala, han establecido de manera convincente, una relación causal entre el ejercicio y envejecer saludablemente. Sin embargo,  el alcance de estos experimentos ha sido generalmente estrecho, mostrando, por ejemplo, que las personas mayores pueden mejorar su fuerza muscular con entrenamiento de peso o su capacidad de resistencia caminando.

Así, para este último estudio llamado LIFE—Intervenciones de Estilo de Vida e Independencia para mayores—se utilizaron voluntarios que eran sedentarios y estaban en la cúspide de la fragilidad.

Se reclutaron, entonces, 1,635 hombres y mujeres sedentarios entre las edades de 70 y 89 años quienes obtuvieron por debajo de 9 en una escala de 12 puntos de funcionamiento físico, escala que se usa a menudo para evaluar gente mayor. Casi la mitad obtuvo un 8 o por debajo, pero todos fueron capaces  de caminar por su cuenta 400 metros o un cuarto de milla, esta es la referencia de los investigadores para determinar cuándo se está deshabilitado físicamente.

Así los voluntarios fueron asignados al azar, a un ejercicio o un grupo educacional.

A esos en la tarea educacional se les pidió visitar el centro de investigaciones una vez al mes para aprender de nutrición, salud y otros temas relacionados con el envejecimiento.

El grupo de ejercicio, recibió información sobre envejecimiento, pero también comenzó un programa de caminatas y de entrenamiento suave con pesas en los tobillos.  También se les pidió completar 3 o 4 sesiones más de ejercicio en casa, para un total de 150 minutos de caminata y alrededor de 3 sesiones de 10 minutos de entrenamientos de peso cada semana.

Cada seis meses, los investigadores chequearon el funcionamiento físico de todos los voluntarios, con particular atención a si ellos todavía podían caminar 400 metros por ellos mismos.

El experimento continuó por más de 2 años, mucho más tiempo que la mayoría de los estudios de ejercicio.

Al final de este tiempo, los voluntarios que se ejercitaron eran un 18 por ciento menos propensos a vivir ningún episodio de discapacidad física durante el experimento. También tenían un 28 por ciento menos de probabilidad de llegar a estar discapacitados permanentemente, o sea ser incapaces de caminar esos 400 metros por ellos mismos.

La mayoría de los voluntarios “toleraron muy bien el programa de ejercicio” dijo Dr. Pahor, pero los resultados izaron algunas banderas. Más voluntarios en el grupo de ejercicio terminaron hospitalizados durante el estudio que los participantes en el grupo de educación, posiblemente porque sus signos vitales fueron chequeados más veces, dijeron los investigadores. El régimen de ejercicio pudo haber desenmascarado, también, algunas condiciones médicas, dijo el Dr. Pahor, aunque él no siente que el ejercicio por si solo conduzca a hospitalizaciones.

Una preocupación más sutil envuelve la sorprendentemente pequeña diferencia, en términos absolutos, en el número de gente que se volvió discapacitada en los dos grupos. Acerca de un 35 por ciento de esos en el grupo de educación tuvo un periodo de discapacidad física durante el estudio. Pero así lo tuvo el 30 por ciento de esos en el grupo de ejercicio.

A primera vista, los resultados son decepcionantes, dijo el Dr. Lewis Lipsitz, un profesor de medicina de la Facultad de Medicina de Harvard, quien no participó en el estudio. “Entonces, hay que mirar en el grupo de control, que no era en realidad un grupo de control en lo absoluto”. Eso es porque en muchos casos los participantes en el grupo educacional comenzaron a ejercitarse, según datos del estudio, aunque a estos no se les pidió hacerlo.

No hubiera sido ético mantenerlos a ellos sin ejercitarse, continúo el Dr. Lpsitz. Pero si los científicos en el estudio LIFE habían sido capaces de utilizar un grupo de control de personas totalmente sedentarias con malos hábitos alimenticios, las diferencias entre los grupos serían mucho más pronunciadas, dijo.

Sobre todo, este es un estudio importante, porque se enfoca en un resultado importante, que es la prevención de la discapacidad física.

En los próximos meses, Dr. Pahor y sus colegas planean hacer un seguimiento adicional, incluyendo un análisis costo beneficio. El costo  de ejercitarse por participante es considerablemente menos que el costo de estar en un asilo después que alguien se vuelve deshabilitado físicamente, dijo él.

El Dr. Pahor advirtió que el estudio LIFE no está diseñado para que la gente mayor empiece sola en programas de ejercicio sin supervisión. La supervisión médica es importante, dijo el. Habla con tu doctor y trata de encontrar un grupo de ejercicio. “El aspecto social es importante”

Veamos el ejemplo de Mildred Johnston, de 82 años, una empleada de oficina retirada en Gainesville y quien fue voluntaria del estudio LIFE. Esta se ha mantenido caminado semanalmente con dos de otras voluntarias que conoció durante el estudio.

Y la misma ha comentado, “el ejercicio ha cambiado mi percepción de todo lo que repecta al significado de envejecimiento”, dijo. “No se trata de cuanta ayuda necesitas de otras personas ahora. Se trata más de lo que puedo hacer por mí misma”. “Además, dijo, de que compartir en grupo durante las caminatas, realmente hace que te mantengas comprometida con la vida”.

Más…

El compromiso con la vida junto con el ejercicio y la buena nutrición, es lo que evita el deterioro.

 

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